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Me gustan las platas. Me gusta ver su camino de evolución. Como los animales, todas las plantas parecen hijas de la misma madre original que han seguido distintos caminos manifestándose en el ser.
En las biznagas, las ramas y hojas se han unido al tronco, asomando solo las espinas a manera de fieras uñas. El maguey es todo hojas; largas, fuertes y puntiagudas.
Ambas plantas me resultan hermosos pretextos para estudiar los colores.
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