Tuesday, February 22, 2011

En tu Corazón la Paz

En un día de sol / salimos a caminar.
En tu mochila el color / y en tu corazón la paz.
La ciudad de Guanajuato es, por un tiempo, su centro. Los callejones, calles, parques, iglesias, edificios, monumentos y especialmente su mezcla heterogénea de gente que camina por todos estos lugares.
Después, Guanajuato se va abriendo y su centro también es hermoso visto desde lejos. A los alrededores de Guanajuato hay un campo limpio, rocoso, espectacular y lleno de senderos a los que se puede llegar subiendo alguna cuesta por no más de 20 minutos. Los Picachos con su Cueva y su Bufa, las Dos Comadres; esfinges mexicanas que dan fe del tiempo, El Faro que domina la Presa de la Olla y la Presa de San Renovato, el Cerro de la Sirena; con su vaso al que alguien le ha puesto un popote.
Los días de sol son casi todos y cuando uno decide invertir el tiempo en salir a caminar es muy probable que la paz se apunte y decida andar con uno, con ánimos de platicar.

La Noche en que el Conejo se Descolgó de la Luna.

La fogata ya chisporroteaba y ya teníamos casi toda la leña que nos calentaría esa noche, la última del año. El año terminaba, además, iluminado por una hermosa luna llena. Algo muy extraño. El espacio al que nuestros sentidos tendrían acceso sería mucho más vasto.
Alistándonos para la larga noche que codiciábamos desde hacía varios meses, fue que lo vimos llegar al campamento. Llegó y antes de saludarnos, saludó al fuego y le dejó su prenda; una bella luna llena. Era el conejo, después lo sabría, que se había descolgado de la luna y venía a pasar la noche con nosotros.
El conejo bailó, cantó y libó alrededor de la fogata, pero fue hasta más tarde que descubrí quién era. Fue cuando salió de nuestro círculo alejándose para retozar por los espacios abiertos e iluminados por su luna. Fueron sus largas orejas alertas como antenas sobre su cabeza y su ágil correr brincando de claro en claro por el amplio desierto lo que me hizo conocer su identidad; era el conejo que se había descolgado de la luna y que había venido a departir entre los mortales iluminados por su planeta de plata.
A la mañana siguiente cuando me levanté, descubrí que el conejo se había ido. Su luna, obviamente, se había ido con él. Ese mes de diciembre de 2009 solo nosotros supimos que había habido no dos, sino tres lunas llenas y cada una con su conejo iluminado.

Monday, February 21, 2011

Lo Sagrado No es Eterno


Lo Probable es que Algo Caiga.

 Existen en el universo, por lo menos, tres fuerzas que rigen todo lo que es, ha sido y será. Esas tres fuerzas son la gravedad, la fuerza electromagnética fuerte y la fuerza electromagnética débil. El hecho de ponerles nombre no soluciona el problema y en realidad no se sabe porqué o cómo existen y funcionan esas fuerzas. Todas las demás fuerzas (el amor, el viento, las fuerzas tectónicas, etc.) son producto de la suma o potencia de estas tres.
Las fuerzas electromagnéticas son las que dominan en el reino de las cosas del tamaño de moléculas, átomos y partículas. La fuerza gravitacional es producto de la deformación del espacio y del tiempo que produce todo aquello que tiene masa, incluyendo las partículas de luz, los cúmulos de galaxias y todas las cosas de tamaño intermedio.
Aunque se desconoce su naturaleza estas fuerzas actúan y han actuado invariablemente en una sola dirección desde que el universo existe. Dicha dirección apunta, también invariablemente, hacia la entropía. Es decir, hacia un estado de cosas en donde toda la materia y toda la energía terminará siendo repartida de manera homogénea por el universo.
Cuando el tiempo alcance dimensiones de eternidad la temperatura será aproximadamente la misma en cualquier lugar del universo (muy fría) y la distancia entre los átomos que aún existan también será más o menos la misma en cualquier lugar del universo (un átomo aquí y otro muy allá).
Al parecer, la masa de la materia que se ve y la que no se ve (materia oscura) no es suficiente para detener el camino de la entropía, siendo que además existe otra fuerza oscura (energía oscura) que está acelerando el proceso entrópico.
De esta manera uno esperaría que todo lo que existe en el universo esté cayendo, yendo hacia “abajo”, perdiendo potencial, perdiendo energía, rompiéndose, separándose, etc. y así hasta el fin de la eternidad.


Lo improbable es estar vivo.

Sin embargo, a pesar de lo irrevertible de la tendencia a la entropía, en el inter y por más extraño que parezca, las cosas no siempre suceden así, es decir, las cosas pueden inusualmente suceder de manera anti-entrópica. Bajo ciertas condiciones especiales la materia puede tender a no caer sino a subir, o a integrarse en lugar de romperse o quebrarse.
Así comenzó a suceder en la fina cascarita superficial de un tibio y extraño planetita rocoso perdido en las inmediaciones de la gran bastedad del universo. En ese lugar, de una manera harto misteriosa, la materia se acomodó de tal modo que comenzó a comportarse de manera anti-entrópica. Más extraño aún, una vez ordenada, surgió un gusto en la materia por ser y estar así y la materia ordenada hizo un esfuerzo por seguir siendo y estando así, aprendiendo a ordenarse por sí sola y así misma.
Hay quien piensa que lo primero fue el antojo (voluntad) de acomodarse, pero yo creo que primero existió el orden y luego el gusto (placer) por ese estado. Cuestión de enfoques.
Esa materia ordenada y después auto-ordenada se consagró a la anti-entropía, es decir, a la vida. Comenzó a subir y a acumular más energía y más materia de la que, por ser materia, perdía con el tiempo. La energía que se acumuló provenía del sol y quizás un poco del calor interior de la tierra. La materia que se ordenó, principalmente carbón, provino del entorno enigmáticamente propicio.
El tiempo y el sagrado placer por existir hizo que el principio auto-ordenador se aplicara sobre estados previamente ordenados, creando entonces nuevos estados hiper-ordenados y aquello terminó por explotar en un derroche de posibilidades y experiencias con sistemas de sistemas cada da vez más complejos que los anteriores, todos con un enorme derroche de placer y gusto por la existencia y consagradas a la perpetuación de cada especie-experimento (la invención del sexo no se hizo esperar).




Lo sagrado que es en una fracción de tiempo.


El tiempo pasó y cosas aún más extrañas siguieron sucediendo en contra de la entropía. Resulto ser que a uno de esos añejos sistemas auto-ordenados y auto-replicados, convertido ya en una especie de animal, le dio por descubrir que la materia ordenada, materia orgánica, que con el tiempo había llegado a ser omnipresente, no era otra cosa que sol empaquetado y que ese sol (energía) podía ser liberado por simple combustión. Tener el calor y la luz del sol a horas de frío y penumbra multiplicó el tiempo y las formas para el placer de existir y los afortunados descubridores del fuego no hicieron otra cosa que lo que siempre se había hecho; buscar el mayor placer posible y le prendieron fuego a todo lo que se pudiera quemar.
La energía liberada a través del fuego fue tan grande y tan ingeniosamente empleada que en poco tiempo esa especie de animal (sistema auto-replicante, etc.), sometió a todas las demás especies y sistemas y comenzó a evolucionar a una velocidad insospechada hasta entonces. Como obviamente resultó imposible para la especie evolucionar a tanta velocidad, el camino seguido fue el de sublimar a los individuos, individuos que hasta entonces habían sido actores marginales y condicionados en el funcionamiento de los sistemas.
La cascarita del diminuto planeta se sobrecalentó porque la energía del sol, tan minuciosamente empaquetada durante miles de millones de años por millones de sistemas anti-entrópicos, fue liberada de manera abrupta. Los individuos de esa única especie que domina el planeta, habitan ya cada rincón del planeta, convirtiéndose en una verdadera epidemia de parásitos engreídos, gordos, aturdidos y abotagados por el placer que no dejan de suministrarse.
Considerando que todas las especies en el sistema de sistemas evolucionaron a partir de la búsqueda del mayor placer posible (menor dolor posible), lo que sucede en este momento no es, en es este sentido, diferente a lo que ha sucedido por 4,500 millones de años. A pesar de la tensión a la que se ha sometido la cascarita del planeta. Sin embargo, la pregunta es ¿qué gana el sistema de sistemas al tener una única especie de individuos consentidos, ociosos, extasiados de placer y con una evolución natural suspendida?.
En principio no había otro camino que seguir y el código original anti-entrópico basado en el simple y sagrado placer por existir no podía ser evadido. Haberse negado a tomar la oportunidad de utilizar ese sol guardado hubiera ido, en principio, contra el sistema de sistemas. El lobo, el caballo, la mosca, la pulga, la bacteria y el virus que encuentran una oportunidad de experimenta placer (vía alimento, vía reproducción o por cualquier otra vía), no pueden dejar de tomarla.
El placer por existir y el ocio, para muchos de los individuos de esta especie hegemónica, ha generado, además del deterioro general del sistema de sistemas, una inusual e improbable oportunidad de observar, entender y explicar el mundo que los rodea y el mundo del que provienen. Ese conocimiento puede significar, por ejemplo, la invención de otros fuegos que no utilicen la “materia ordenada” (materia orgánica) que aún queda y quizás la oportunidad de hacer que la tenue cascarita que rodea este peculiar planeta no sea el único lugar en el universo en donde la materia goza por existir contra la entropía.

Sunday, February 20, 2011

Cañadas de Guanajuato.


En agosto del año pasado mi mujer trabajó en la restauración del templo de Mineral de Peñafiel, templo que está unos quinientos metros antes de la Presa de Mata, al lado de uno de los caminos de terracería que comunican la capital de Guanajuato con el pueblo de Santa Rosa de Lima.
Desde nuestra casa hasta el templo no hacíamos más de 20 minutos en coche, diez minutos sobre la carretera panorámica y diez sobre terracería. Junto a este camino corre un arroyo que, al principio, hace una espectacular aunque breve cañada. Este arroyo es, además, el mismo que corre junto a la bella calle de Pastita y que lleva agua todo el año. El agua del arroyo es limpia, al menos hasta antes de entrar en la ciudad.
El arroyo es alimentado por muchos arroyitos que bajan por sendas cañadas. Estas cañadas son lugares frescos y verdes por estar húmedos y a la sombra. Son además buenos lugares para caminar, escalar o simplemente estar tranquilo trabajando, si uno se dedica a buscar cosas para retratar pintando.


La Noche Cae y el Sol se Va.

La noche cae / y el sol se va, / pero su luz / vuelve asomar.
Curioso es / que resulte ser, / que el mismo sol / sale al revés.

Esta es una vista de Guanajuato perdiéndose hacia Silao y pasando por Marfil.
Los bosquejos los hice desde el Cerro de la Sirena, el cerro más alto de entre los que coronan la ciudad (2,415m SNMM según google earth) y que está justo arriba de mi casa en la colonia del Cerro del Cuarto.

Viejos y Nuevos Caminos de Guanajuato.

En algunas novelas de Jorge Ibargüengoitia existe una ciudad llamada Cuévano, nombre que proviene de la celebración más importante de la ciudad; el "Día de la Cueva". Ese día es de asueto y los habitantes lo aprovechan para subir a su cueva, una pequeña concavidad en lo alto de uno de los cerros más vistosos de por allá. El festejo consiste en subir la imagen de su santo patrón e ir a visitarlo, aunque los más aguzados ponen puestos de fritangas, llevan ollas con elotes cocidos, jarras de aguas frescas o canastas de papas fritas y arman ahí la vendimia a los lados del camino. Al final del día nunca faltan las riñas entre borrachos y no es extraño que se cuenten uno o dos muertos desbarrancados.
Ibargüengoitia no se lo inventó todo. Es sabido que Cuévano es en realidad la ciudad de Guanajuato y que ese "Día de la Cueva" se celebra cada año el 31 de julio. Aún hoy la gente sigue yendo a celebrar su día haciendo vendimia. Sigue habiendo riñas y muertos a pesar de los esfuerzos y operativos de los cuerpos de Protección Civil.

Este cuadro, “Viejos y Nuevos Caminos de Guanajuato”, esta bosquejado precisamente dese el último tramo, casi vertical, que lleva a esa cueva. Desde ahí se puede ver, como se ve en el cuadro, el camino que continúa rodeando la base de los Picachos, los cerros más vistosos de Guanajuato. Recientemente han colocado algunos postes con potentes lámparas que iluminan los altos paredones naturales de esos cerros, ofreciendo a la ciudad una hermosa vista nocturna de su Bufa. Las luces se prenden cada vez que lo dicta el capricho de, no se sabe qué funcionario.
También han colocado una cerca de alambre de púas que corre paralela al camino. De hecho, cuando hice los primeros bosquejos del lugar, allá por noviembre de 2010, esa cerca aún no existía. La cerca me hace ver que los Picachos y los terrenos colindantes tienen dueño y las púas, que los dueños se interesan más por sus animales que por los visitantes, o que piensan que los visitantes son una especie de animales, lo cual, no sé porque, no se me hace tan extraño.
En la base de los picachos existe otra cueva más grande y más impresionante que La Cueva de la celebración (muchos confunden cual es cual). Hay ahí una capillita con la estatuilla de un santo. El nicho mentado esta tras una reja creando en realidad la imagen de un santo encarcelado. Los barrotes serán, supongo, para evitar que el santo se vaya, o quizás para evitar que alguien se lo lleven. En estos días tan extraños uno realmente ya no sabe. El resto de la cueva es usada como establo todo el año, creando un espacio extraño entre excrementos y potestades.
A pesar de las fiestas, los visitantes, los animales, los santos y las cercas, el lugar sigue siendo hermoso y aún es posible encontrar vegetación que casi con seguridad es endémica (otros lo sabrán mejor que yo). Para mí fue muy emocionante encontrar plantas muy parecidas a aquellas del desierto de San Luis Potosí. También se ven muchas variedades de las conocidas como “siempre vivas”, esas que también se pueden encontrar “amaestradas” en casi todos los patios y balcones de la ciudad.
Otra parte importante de la vista y de mi cuadro es el puente de autopista que pinté en la parte de arriba. Esta autopista conecta la desembocadura de la autopista de cuota que llega a Guanajuato con el bello Boulevard Paseo de la Presa, donde se encuentran las oficinas del Gobierno del Estado. Los terrenos colindantes a ese puente fueron los que causaron la gran polémica que se vivió en la ciudad en 2010, en la que los dueños promovieron un cambio de uso de suelo para construir ahí un centro comercial y un fraccionamiento residencial. Después se dijo que el centro comercial sería más una plaza pública con enfoque ecológico. Vaya usted a saber.
Al final, el Instituto Electoral del Estado organizó al vapor un plebiscito en el que ganó el No al cambio de uso de suelo y el presidente municipal tuvo que revocar el cambio. Sin embargo, como en todo lo que tiene que ver con nuestros gobiernos, la cosa tiene chanchullo. La participación en el plebiscito fue menor al 13% y el mandato de las urnas en plebiscito no resulta vinculante a menos que sea superior al 50% (Curiosamente el presidente municipal ganó con una participación del 46% del padrón, recomiendo revisar la siguiente nota http://impreso.milenio.com/node/8815004 para más detalles).
Así las cosas, es de esperar que todo el asunto del cambio de uso de suelo y la construcción de fraccionamientos permanezca en el refrigerador por unos años, hasta que los tiempos sean más propicios. A mí me llama la atención la increíble "coincidencia" de como al constructor de dicho puente se le ocurrió dejar preparaciones para las salidas laterales y como aprovechó que tenía ahí la maquinaria para emparejar un poco, solo un poco, los terrenos que están a los costados.

Saturday, February 19, 2011

Lo Sagrado se Parece y se Confunde.


Lo sagrado se parece y se confunde, las luces de la ciudad se parecen a las constelaciones estelares, los edificios iluminados, a la distancia, no se diferencian fácilmente unos de otros. El bello edificio de la Universidad de Guanajuato pudiera parecer un templo ante ojos sin experiencia y el monumental pípila iluminado es solo un compañero más en las noches de azoteas y amigos.
Esto es, no se si obviamente, Guanajuato de noche. La línea de luces que sube hacia el monumento del  Pípila es el callejón de San Miguel y la línea que corre a su izquierda es el histórico callejón del Tecolote. Al centro la catedral y un poco a la derecha, la Universidad. Al fondo, la ciudad se va alejando hacia Silao y bajo las estrellas el cerro de los picachos.
Este cuadro es una vista de la ciudad reconstruida libremente . Algunos de sus elementos fueron tomados de lo que desde la azotea de mi hermana uno puede ver.

Lo sagrado se Disfraza de Tiempo.

Lo sagrado se disfraza de tiempo, pero el tiempo es solo es eso, su disfraz.

En este cuadro retrato una parte de la sierra de Real de Catorce en San Luis Potosí. Al centro está el cerro de El Quemado del que también tengo hecho un grabado. La vista es desde La Flor del Desierto, un balneario que abre al público en verano.
El sol se metía y en este momento sólo iluminaba la corona de la sierra. La sombra había tomado el valle de Huiricuta, la temperatura disminuía y nosotros estábamos por desnudarnos para bañarnos bajo el chorro templado del agua de riego que sería extraída sólo para nuestro dudoso placer.
Es El Quemado un cerro sagrado. Ahí los huicholes y sus descendientes van a dejar ofrendas, colectar peyote y realizar ceremonias como las que han hecho desde hace cientos de años. El Quemado es también propiedad de una compañía minera canadiense llamada "First Magestic Silver Corp".