Monday, February 21, 2011

Lo Sagrado No es Eterno


Lo Probable es que Algo Caiga.

 Existen en el universo, por lo menos, tres fuerzas que rigen todo lo que es, ha sido y será. Esas tres fuerzas son la gravedad, la fuerza electromagnética fuerte y la fuerza electromagnética débil. El hecho de ponerles nombre no soluciona el problema y en realidad no se sabe porqué o cómo existen y funcionan esas fuerzas. Todas las demás fuerzas (el amor, el viento, las fuerzas tectónicas, etc.) son producto de la suma o potencia de estas tres.
Las fuerzas electromagnéticas son las que dominan en el reino de las cosas del tamaño de moléculas, átomos y partículas. La fuerza gravitacional es producto de la deformación del espacio y del tiempo que produce todo aquello que tiene masa, incluyendo las partículas de luz, los cúmulos de galaxias y todas las cosas de tamaño intermedio.
Aunque se desconoce su naturaleza estas fuerzas actúan y han actuado invariablemente en una sola dirección desde que el universo existe. Dicha dirección apunta, también invariablemente, hacia la entropía. Es decir, hacia un estado de cosas en donde toda la materia y toda la energía terminará siendo repartida de manera homogénea por el universo.
Cuando el tiempo alcance dimensiones de eternidad la temperatura será aproximadamente la misma en cualquier lugar del universo (muy fría) y la distancia entre los átomos que aún existan también será más o menos la misma en cualquier lugar del universo (un átomo aquí y otro muy allá).
Al parecer, la masa de la materia que se ve y la que no se ve (materia oscura) no es suficiente para detener el camino de la entropía, siendo que además existe otra fuerza oscura (energía oscura) que está acelerando el proceso entrópico.
De esta manera uno esperaría que todo lo que existe en el universo esté cayendo, yendo hacia “abajo”, perdiendo potencial, perdiendo energía, rompiéndose, separándose, etc. y así hasta el fin de la eternidad.


Lo improbable es estar vivo.

Sin embargo, a pesar de lo irrevertible de la tendencia a la entropía, en el inter y por más extraño que parezca, las cosas no siempre suceden así, es decir, las cosas pueden inusualmente suceder de manera anti-entrópica. Bajo ciertas condiciones especiales la materia puede tender a no caer sino a subir, o a integrarse en lugar de romperse o quebrarse.
Así comenzó a suceder en la fina cascarita superficial de un tibio y extraño planetita rocoso perdido en las inmediaciones de la gran bastedad del universo. En ese lugar, de una manera harto misteriosa, la materia se acomodó de tal modo que comenzó a comportarse de manera anti-entrópica. Más extraño aún, una vez ordenada, surgió un gusto en la materia por ser y estar así y la materia ordenada hizo un esfuerzo por seguir siendo y estando así, aprendiendo a ordenarse por sí sola y así misma.
Hay quien piensa que lo primero fue el antojo (voluntad) de acomodarse, pero yo creo que primero existió el orden y luego el gusto (placer) por ese estado. Cuestión de enfoques.
Esa materia ordenada y después auto-ordenada se consagró a la anti-entropía, es decir, a la vida. Comenzó a subir y a acumular más energía y más materia de la que, por ser materia, perdía con el tiempo. La energía que se acumuló provenía del sol y quizás un poco del calor interior de la tierra. La materia que se ordenó, principalmente carbón, provino del entorno enigmáticamente propicio.
El tiempo y el sagrado placer por existir hizo que el principio auto-ordenador se aplicara sobre estados previamente ordenados, creando entonces nuevos estados hiper-ordenados y aquello terminó por explotar en un derroche de posibilidades y experiencias con sistemas de sistemas cada da vez más complejos que los anteriores, todos con un enorme derroche de placer y gusto por la existencia y consagradas a la perpetuación de cada especie-experimento (la invención del sexo no se hizo esperar).




Lo sagrado que es en una fracción de tiempo.


El tiempo pasó y cosas aún más extrañas siguieron sucediendo en contra de la entropía. Resulto ser que a uno de esos añejos sistemas auto-ordenados y auto-replicados, convertido ya en una especie de animal, le dio por descubrir que la materia ordenada, materia orgánica, que con el tiempo había llegado a ser omnipresente, no era otra cosa que sol empaquetado y que ese sol (energía) podía ser liberado por simple combustión. Tener el calor y la luz del sol a horas de frío y penumbra multiplicó el tiempo y las formas para el placer de existir y los afortunados descubridores del fuego no hicieron otra cosa que lo que siempre se había hecho; buscar el mayor placer posible y le prendieron fuego a todo lo que se pudiera quemar.
La energía liberada a través del fuego fue tan grande y tan ingeniosamente empleada que en poco tiempo esa especie de animal (sistema auto-replicante, etc.), sometió a todas las demás especies y sistemas y comenzó a evolucionar a una velocidad insospechada hasta entonces. Como obviamente resultó imposible para la especie evolucionar a tanta velocidad, el camino seguido fue el de sublimar a los individuos, individuos que hasta entonces habían sido actores marginales y condicionados en el funcionamiento de los sistemas.
La cascarita del diminuto planeta se sobrecalentó porque la energía del sol, tan minuciosamente empaquetada durante miles de millones de años por millones de sistemas anti-entrópicos, fue liberada de manera abrupta. Los individuos de esa única especie que domina el planeta, habitan ya cada rincón del planeta, convirtiéndose en una verdadera epidemia de parásitos engreídos, gordos, aturdidos y abotagados por el placer que no dejan de suministrarse.
Considerando que todas las especies en el sistema de sistemas evolucionaron a partir de la búsqueda del mayor placer posible (menor dolor posible), lo que sucede en este momento no es, en es este sentido, diferente a lo que ha sucedido por 4,500 millones de años. A pesar de la tensión a la que se ha sometido la cascarita del planeta. Sin embargo, la pregunta es ¿qué gana el sistema de sistemas al tener una única especie de individuos consentidos, ociosos, extasiados de placer y con una evolución natural suspendida?.
En principio no había otro camino que seguir y el código original anti-entrópico basado en el simple y sagrado placer por existir no podía ser evadido. Haberse negado a tomar la oportunidad de utilizar ese sol guardado hubiera ido, en principio, contra el sistema de sistemas. El lobo, el caballo, la mosca, la pulga, la bacteria y el virus que encuentran una oportunidad de experimenta placer (vía alimento, vía reproducción o por cualquier otra vía), no pueden dejar de tomarla.
El placer por existir y el ocio, para muchos de los individuos de esta especie hegemónica, ha generado, además del deterioro general del sistema de sistemas, una inusual e improbable oportunidad de observar, entender y explicar el mundo que los rodea y el mundo del que provienen. Ese conocimiento puede significar, por ejemplo, la invención de otros fuegos que no utilicen la “materia ordenada” (materia orgánica) que aún queda y quizás la oportunidad de hacer que la tenue cascarita que rodea este peculiar planeta no sea el único lugar en el universo en donde la materia goza por existir contra la entropía.

3 comments:

  1. Tarde pero seguro, llega el comentario: Gonzalo, esto esta asombroso, el unico lugar (hasta ahora conocido) que funciona contra entropia, el mundo donde vivimos, es que siento mucha emosion! es para la reflexio. Gracias por compartirlo.

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  2. Muy chidas reflexiones, que chida esa plática que nos aventamos en el desierto.
    Efectivamente, los sistemas vivos desafíamos las probabilidades y somos exitosos haciéndolo, por cierto tiempo...

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  3. Muy chidas reflexiones, que chida esa plática que nos aventamos en el desierto.
    Efectivamente, los sistemas vivos desafíamos las probabilidades y somos exitosos haciéndolo, por cierto tiempo...

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