Monday, December 6, 2010

El ingeniero y el Licenciado tienen cita con Don Porfirio.

El ingeniero lleva los planos que describen el proyecto que le fue encargado. El licenciado lleva una listita con los nombres de los propietarios de las tierras que deberán ser expropiadas.
El ingeniero calculó la cantidad de insumos y sus costos, incluyendo obviamente sus siempre “sacrificados” honorarios. El licenciado también anda viendo lo de la compra de unas tierras de los alrededores, incluyendo algunos bancos de material que podrían suministrar la piedra, la tierra y la cal al proyecto.
El Ingeniero y el Licenciado tienen cita con Don Porfirio y solo esperan encontrarlo de buen humor para que el asunto no se retrase demasiado. Tampoco convendría que aquello se ventilara demasiado antes de tiempo, sobre todo porque el olor a “algo que se cocina” puede atraer a zopilotes indeseados.
Al parecer Don Porfirio está muy interesado en el proyecto porque algunas de las tierras de por ahí, las tierras que no serán expropiadas, son de la familia de uno de sus cuñados.
Un día como cualquier otro en un México de hace no más de 100 años.

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